Pero creo que puede ser muy bonito compartir algunas experiencias, por si pueden ayudar a alguien, y también algunas anécdotas.
No sabéis la cantidad de test de embarazo que me he hecho a lo largo de todos estos años de búsqueda. ¡¡Un montón!! Y sin embargo cuando me dijeron que en el análisis de sangre la beta había salido positivo, no me hice ninguno. Fue curioso. En ese momento, no sentí que el pipi-test fuera una prueba definitiva y concluyente. Ni siquiera me planeteé hacerme uno para sacarle una foto de recuerdo. Ya había tenido anteriormente en una ocasión una beta positiva y al final, acabó en nada... así que ahora la única prueba irrefutable para mi, sería ver en la ecografía el embrioncito bien agarrado, y el corazón latiendo.
Hasta que no llegó ese día, yo no me lo acabaría de creer... había tantos casos que habían llegado hasta ahí, pero no más allá... que no quería hacerme ilusiones.
Por otro lado yo no sentía nada. ¡¡Absolutamente nada!! Durante años, me había metido casi constantemente en foros y blogs de embarazo, para leer acerca de los síntomas de embarazada, que ya me los sabía de memoria. Sin embargo, yo no sentía ninguno de ellos. O si sentía algo, era lo mismo que había sentido durante años, justo antes de que me bajara la regla. Así que ¿como iba a distinguir una cosa de la otra?
Tuve que esperar 2 semanas para la ecografía. Si la espera del análisis de la beta fue larga, esas dos semanas se hicieron interminables. Incluso llamé a la clínica, durante ese periodo, para preguntar si estaban seguros del resultado... y si no se habían equivocado. Me tranquilizaron diciendome que era demasiado pronto para sentir nada, y que como mucho sentiría una leve molestia en el bajo vientre, como cuando va a venir la regla. ¡¡Efectivamente!! ¡¡Eso sí lo sentia!! Pero vamos... que como todos los meses. Pero ese mes, fue distinto: la regla no apareció.
Lo que apareció, cuando llegó el ansiado día de la ecografía, fue un saquito pequeñito agarradito y un corazoncito latiendo. La alegría fue inmensa. La sensación de felicidad fue indescriptible. Lloraba de alegría. No me lo podía creer. Lo que habíamos estado buscando durante tantos años, por fin estaba ahi. Lo que pensaba que no iba a llegar nunca, por fin había llegado. Lo habíamos conseguido. ¡¡Jamás habíamos llegado tan lejos!! Y no podía borrar la sonrisa de mi cara.
No tengo suficientes palabras de agradecimiento para mis hadas madrinas. Las causante de que este milagro se hiciera realidad: la doctora Elena Pau, y la enfermera Pilar Ortiz, de Ginemed. Dos profesionales como la copa de un pino. Dos increíbles personas, cariñosas y atentas que han estado siempre a nuestro lado, aconsejándonos lo mejor, aclarándonos las dudas y logrando lo que otros muchos no han conseguido. Nos hemos sentidos escuchados y comprendidos. ¡¡Y sobretodo respetados!! Y eso es algo que no habíamos experimentado con nadie anteriormente. Llegué a ellas tras pasar por muchos médicos antes. Había ido de desastre en desastre, con diagnósticos erróneos, con técnicas equivocadas, con la paciencia agotada y el ánimo por los suelos. Y ellas lo consiguieron. Ellas nos han dado la mayor felicidad del mundo.
Así que si alguien está en la dura etapa de tratar la infertilidad, mi consejo, por si a alguien le puede servir de ayuda, es que consiga dar con un equipo que le transmita confianza. Os aseguro que no es fácil. Yo he pasado por varios equipos médicos y clínicas, hasta dar con ellas. Al principio pensé que todos eran iguales, pero no, no lo son. Y por desgracia, quedarte con un equipo médico inadecuado, te hace malgastar tiempo y dinero. Si no estás a gusto, cambia, no lo dudes.
Podría relatar los desastres que he padecido en manos de otros, pero todo eso ya pasó, y no quiero recordarlo. Me pongo triste. Quiero que este sea un post bonito y optimista. Y que dé esperanzas a quien está aún intentándolo. Se puede lograr, aunque el camino sea largo y duro.
El día que me llamaron por teléfono para darme los resultados de los ánalisis, la famosa beta, estaba sola en casa. Llovía. Era martes y 13. Siempre intentas mentalizarte para no venirte abajo, si te dicen que ha salido negativa. Pero en el fondo de tu corazón siempre esperas que digan que es positiva. Sonó el móvil. Me temblaban las manos. Descolgué casi de milagro. La enfermera al otro lado de la linea me preguntó si era supersticiosa. Le dije que por favor me lo dijera ya, que me iba a dar algo. Intentaba adivinar por el tono de su voz cual podría ser el resultado. Pero era neutro. No intuí nada. Y no estaba para bromas ni acertijos. Mi nivel de ansiedad era de 200%. Me dijo que era positivo. Hubo una explosión dentro de mi. ¿De verdad? le pregunté ¿estás segura? le volví a preguntar ¿cuanto ha dado? quería datos fiables. No me lo creía. Reí. Lloré. Grité. Todos los musculos en tensión hasta entonces, parecían ahora gelatina. Me temblaba todo el cuerpo. Me dió la enhorabuena y me dijo que empezara a tomar vitaminas prenatales además del ácido fólico. Me dió cita para dos semanas después y que confirmáramos el embarazo con la ecografía. Y ya está, colgué.
Una simple llamada, había cambiado mi vida. Todo mi universo había dado un giro de 180 grados. Hice un cartel: "¡¡Enhorabuena papá!!" Me seguían temblando las manos. Seguía lloviendo. A pesar de lo gris que estaba fuera, para mi no podía ser un día más luminoso. Cogí un paraguas y fui a buscar a mi chico. Sabía que también debía estar en ascuas. Pero no podía esperar a que viniera a casa para contarle la noticia. Le mostré el cartel, y nos abrazamos. La emoción le embargó.Tampoco se lo podía creer. Yo recuperé un poco de serenidad. Él estaba atacado. Se lo conté todo, con todos los detalles. Estábamos en una nube.
A continuación vinieron las llamadas telefónicas a mis hermanas y a mis padres. Para lo bueno y para lo malo ellos habían estado ahi. Sabían que tenía ese día esa prueba y yo sabía que estarían esperando alguna noticia. Disfruté contando la historia. Aunque seguía sin creermelo. Mis pies no tocaban el suelo. Seguía en una nube. Sentía que estaba contando la historia de otra persona. Que eso tan maravilloso, no me estaba pasando a mi. Pero sí, por fin había llegado mi momento. Ahí empezó un bonito viaje: mi viaje del embarazo.
Ya sabéis que como cada día, tenéis nueva entrada en mi otro blog de
Rocío
Me siento reflejada en cada palabra. Mi salvacion tambien fue Ginemed, aunque de Sevilla. Me has emocionado, siempre pensamos q no llegara pero se logra. Mucha suerte, saludos.
ResponderEliminarCarmen
cuanta alegria y Ro!!!mil felicidades a toda la flia!!besos grandisimos!!Maria Noel
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