El motivo de esta cita era que se midiera el cuello del útero. Hasta el final del embarazo, la medida del cuello uterino ha de ser mayor de 3cm. Hay peligro de parto prematuro si baja de los 3cm. Por debajo de los 2,5cm, ya hay que alarmarse. Esa disminución de medida del cuello del útero se llama "borrado" del cuello.
Pregunté a mi médico la posibilidad de hacer un cerclaje para evitar un aborto tardío (los que se producen después del primer trimestre). Él me explicó que no se recomendaban los cerclajes profilácticos si no había antecedentes. Ya que podría dar más problemas que beneficios. A grandes rasgos, un cerclaje consiste en coser el cuello del útero. En ocasiones hay incompetencia cervical, que puede provocar un aborto tardío. Es una intervención que se recomienda hacer no más allá de la semana 14-15, a no ser que sea de urgencia y siempre bajo la valoración de un ginecólogo.
En mi caso, mi problema no consistía en una incompetencia cervical (al menos, no había constancia probada de ello), sino que el útero al ser muy pequeño (más de lo normal) a causa de mi malformación (útero unicorne o hemi-útero), al ir creciendo el bebé, iba a ir teniendo menos sitio y empujando hacia abajo. El problema de espacio, y por tanto el empuje, era lo que podría provocar el borrado del cuello del útero y eso a su vez, un aborto tardío o parto prematuro (parto antes de cumplir las 37 semanas de gestación).
Así que el consejo era controlar la medida de mi cuello uterino cada 4 semanas, y que guardara mucho reposo. En caso de que se viera, en alguno de esos controles, algún signo de alarma, ya se tomarían las medidas necesarias, pero de momento, no hacía falta hacer nada más.
Así que volvimos a la ecografía vaginal, el mejor método para tomar la medida del cuello uterino, y se comprobó que todo andaba estupendamente. Luego me hicieron ecografía de la tripita, y vimos que todo estaba en orden: liquido amniotico suficiente, placenta bien, latido bien, movimiento fetal estupendo... ¡¡Como una rosa!!
Aún así, por mis antecedentes, el ginecólogo me recomendó hacerme la prueba de la glucosa ya. Esta prueba no se suele hacer hasta más adelante (semana 24 o 25) así que quedé en comentárselo a mi matrona para que se pudiera gestionar en mi centro de salud.
Salimos felices y contentos de la cita. Pero lo bueno duró poco. Esa misma noche tuve un sustillo, y preferí ir a urgencias al día siguiente. Me levanté empapada de líquido transparente y la verdad es que esa cantidad de flujo no me pareció normal. Fue una exageración. Además empecé a sangrar espontáneamente por las encías y la nariz. Así que llamé a mi matrona y le conté el caso: "¿Que hago? ¿Es grave?".
¡¡Esto de ser primeriza es lo que tiene!! Una no sabe si alguno de sus síntomas son "normales" o son para alarmarse. Ella me dijo que fuera a urgencias. Más vale prevenir. Así que eso hice.
En esta ocasión sólo tuve que esperar una hora. ¡¡Me pareció poco después de las 2 horas que esperé la vez anterior!! La ginecóloga me hizo una ecografía y vió que estaba todo bien. Creo que con eso iba a dar por zanjado el tema, pero cuando leyó mi historial, empezó a hacerme preguntas y a hacerme más pruebas. Comprobó que yo era un caso complicado, y no quiso dejarse nada en el tintero. Descartamos que hubiera habido rotura de bolsa y por tanto que el líquido que había perdido fuera líquido amniótico.
La conclusión final fue un diagnóstico de candidiasis a lo bestia. Por lo que me explicó la ginecóloga es algo bastante frecuente en embarazadas. El Ph vaginal cambia en el embarazo y lo provoca. Así que me tocó también esto. ¡¡Que suerte la mia!! En fin, nada que no pudiera resolverse con unos óvulos y una crema. Afortunadamente no fue nada más grave ¡¡Menos mal!!
Por otro lado, la prueba de la glucosa salió de cine. El liquido con sabor a naranja que hay que tomarse está buenísimo. Me recordaba a esos polos flash de hielo que nos comíamos de pequeñas. El proceso es muy simple: te toman una muestra de sangre en ayunas. Luego te dan el zumito de naranja azucarado y te lo bebés poquito a poco, en 5 minutos. Está fresquito y entra muy bien. Luego hay que estar una hora sentada sin hacer nada: ni caminar ni esfuerzos. Eso fue lo más aburrido. Cuando pasa la hora, te vuelven a sacar una muestra de sangre.
Lo peor fue volver a casa. No tuve la precaución de llevar nada para comer tras la prueba. Y me mareé bastante. Una embarazada en ayunas y con nauseas continuas es una malísima combinación. Así que aviso a navegantes: llevad unas rosquilletas o galletas o algún tentempié que os permita llegar a casa o a la cafetería de la esquina sin caer redondas.
Como los resultados fueron buenos, no tuvieron que hacerme otra prueba más completa en la que sacan sangre durante 4 horas en intervalos de una hora. ¡¡Y por supuesto no tuve que llevar ninguna dieta especial!! ¡¡Bien!!
Ya sabéis que como cada día, tenéis nueva entrada en mi otro blog de
Rocío
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