by Aalto
Esta historia empieza, para mí, allá por 1982. El año anterior estaba en mi 3º año de Ingeniería Industrial, un poco a trancas y barrancas. Estaba en esa carrera un poco por imperativo familiar, otro poco por desorientación juvenil y otro poco por inercia. Tuve un accidente bastante grave en una mano, y aunque muy jovencito, me replanteé muchas cosas, entre ellas mi carrera. Me gustaba inventar, crear, darle forma a cosas, me consideraba un artista un poco frustrado. Me chiflaba la pintura y la escultura, pero no me animaba a dar el paso, me parecían cosas poco serias, pero no encontraba nada que me llenara en ese sentido.
Así que me armé de valor, abandoné ingeniería, y me
presente al examen de ingreso de Arquitectura, lo que me pareció en ese momento
que se podía acercar más a lo que en el fondo me gustaba, eso si, un poco a la
aventura, a ver que pasaba.
El examen
pintaba durísimo, sobre todo para mi que tenia la mano y parte del brazo
derecho escayolado. En resumen era un curso en la universidad que duraba dos
meses, todo sobre arquitectura, dibujo e historia, donde se rendía los viernes
un examen de lo visto esa semana y quien no lo aprobara, fuera. Eran otros
tiempos y otros lugares…
Sorprendentemente lo aprobé, y con nota. Ingrese en
Arquitectura, repito, sin saber muy bien en que me metía.
Empiezan las clases y voy entrando en materia:
Introducción a la Arquitectura, a sistemas constructivos, a instalaciones, a
sistemas visuales, historia y estructuras.
Y entonces llegó. En una clase nos estaban contando
un poco por encima cosas sobre la historia del arte y la arquitectura del siglo
XX, para que nos vayamos enterando, cuando apareció esta fotografía:
Esta es una de las
entradas del edificio del Ayuntamiento del pueblo de Saynatsalo, en una pequeña
isla, en un lago interior del sur de Finlandia. Un edificio de los años ’50,
diseñado por un señor que se llama Alvar Aalto. De aquí viene el apodo que
elegí para firmar las cosas que vaya a escribir aquí.
El edificio es muy modesto para lo que estamos
acostumbrados ahora, sobre todo por aquí, Valencia. Pero esta foto me emocionó,
fue el catalizador que terminó de convencerme de que esta vez había elegido
bien, esto es lo que me gustaba (y gusta).
Ladrillo visto, modesto pero noble, estructura de
techos de madera local siguiendo técnicas renovadas de los artesanos del sitio,
con maestría y sencillez. Una escalera exterior que parece más un montón de
jardineras una encima de otra, para subir pisando el césped. Un edificio a escala
humana, nadie se puede sentir agobiado aquí.
En resumen, el edificio tiene otros muchos meritos
que no voy a detallar ahora, y hay vistas mucho más bonitas tal vez que las que
muestran estas fotos, pero esta imagen no se borro nunca de mi memoria, es un compendio
de lo que entiendo por ARTE, en mayúsculas. Es algo personal, lo sé,
seguramente esta foto no despierta nada en casi nadie más, tal vez solo
signifique algo para mi.
Lo cierto es que seguramente todos tenemos nuestro
icono, y este es uno de los míos, no el único, pero si muy importante.
Hoy me hace pensar en otras cosas: en la sencillez de
las cosas buenas, en la sensatez, en la nobleza, en la verdadera belleza, en la
honestidad e integridad intelectuales y en los valores sanos que nos hacen
humanos. Todas cosas muy antiguas hoy, lo se. Pero que pena…
Alvar Aalto, por ejemplo, proyectó un sanatorio para tuberculosos en un sitio que se llama Viipuri, donde diseñó los lavabos, no para que sean bonitos (que lo eran), ni de "DISEÑO", sino para que al abrir el grifo el agua no salpique hacia arriba para disminuir el riesgo de contagiar a otros. Sensatez, nada más.
Alvar Aalto, por ejemplo, proyectó un sanatorio para tuberculosos en un sitio que se llama Viipuri, donde diseñó los lavabos, no para que sean bonitos (que lo eran), ni de "DISEÑO", sino para que al abrir el grifo el agua no salpique hacia arriba para disminuir el riesgo de contagiar a otros. Sensatez, nada más.
En este mundo nos hacen creer que no tenemos nada que
aprender ni rescatar de nuestros mayores, eran muy lentos, tenían muchos
escrúpulos, no eran innovadores, no sabían lo que significaban palabras como
sinergia, externalización, entrepreneurship ó leadership, todas cosas muy
importantes en las escuelas de negocios de hoy en día.
Nos olvidamos de la escala humana, y esa foto me la
sigue recordando.
Este edificio hoy en día esta en pleno uso, impecable,
con un bajo mantenimiento, veremos si dentro de 60 años están así las, por
ejemplo, “calatravadas” de Valencia
Insisto, que pena…
Aalto
Hola muy buenos días y muy feliz domingo, de verdad me has dejado impresionada con tu historia y sorprendida por todo el contenido, yo amo la arquitectura, veo impresionantes edificios que me quitan el hipo, creo que también se pueden realizar y apostar de una manera más ecologica que lo que se esta actualmente haciendo porque no se ve lo que se dice cuando terminan una obra. Me ha encantado el espacio que nos muestras fantastico diseño.
ResponderEliminarUn besazo y feliz día.
Ahora a ti mi Ro te quiero preciosa disfruta del día con este maravilloso hombre que tienes al lado.
http://mary1975.blogs.elle.es/
Hoy te estrenas y no vamos a dejarte solito, no?
ResponderEliminarEs cierto que a cada persona le emociona algo inexplicable para otros, como a tí te pasó con este edificio, o puede ser un cuadro (¿quien puede estar cualificado para decir si es "bueno" o "malo" si transmite o no?) El arte (todas las artes) es tan subjetivo...
Por cierto, comparto contigo lo de las "calatravadas" jajajajaja.
Un besazo para los dos!!!
Inserir una entrada como esta en tu blogg, Ro, es un gran acierto. OS felicito a los dos. Cuando algo te llega al alma como la fotografía del comentario, la vida puede dar un vuelco. Y solo el arte ( y el amor) pueden obrar tan maravillosa transformación. Y es que a quien le ha tocado el hada de la belleza ya no puede prescindir de ella. La busca por todas partes !!!.
ResponderEliminarA mi me pasó algo parecido al ver el Pabellón de Mies Van Der Rohe en Barcelona. Nada sobra...nada falta. Belleza en estado puro.
No puedo poner fotos aquí pero Aalto seguro que nos dedicará alguna entradita. Muchas gracias !!!!!!!!!!!
Kilia
Cuantas historias de amor sin humanos se pueden escribir... amor al arte !!! Qué bonito descubrir algo que nos llene de alguna forma, y lo dice una que no entiende de arte ni es gran admiradora de construcciones, pinturas, esculturas y demás... hay muchas obras, pero poco arte en muchas de ellas. La arquitectura se ha convertido tristemente en patrimonio de unos pocos que se hacen ricos sin amar ese arte... sino no veríamos lo que estamos viendo.
ResponderEliminarOlé por los que creen !!! Olé por los artistas de corazón !!!
Hola Aalto, me ha encantado tu historia, está claro que hay que luchar por lo que uno quiere y siempre buscar nuestro sitio;)
ResponderEliminarRo, a ti te mando un besazo enorme!!!gracias por todo!;)
Jorge, tela como dominas el tema! Me parece genial q ayudes a Rocio con esta nueva andanza, entre los dos haréis un pedazo de blog!
ResponderEliminarUn besote Jaesa
Hola Aalto;
ResponderEliminarQue increíble tu historia, yo soy de las tuyas, cada uno tiene que seguir su camino y ELEGIR.
Está claro que tu elección fue y sigue siendo determinante en tu vida. Lo vives he
Felicitaciones por tu primer post y aprovecho para deciros que no sabía la historia de la foto de la cabecera del blog, es una foto preciosa ....
Besos Nu
P.D. Ojo Ro que este chico promete ...., muchos besos para ti también.
Aalto:
ResponderEliminarMuchas gracias por leerme y que esta modesta historia les haya interesado. Voy a seguir participando (en la medida que me dejen, je, je)con otras cosas que, al menos a mi, me resultan interesante. Gracias por acompañarme. Me leyeron el pensamiento, aunque las siguientes entradas no tiene nada que ver con arquitectura, si tenia pensado algo sobe el pabellón Barcelona de Mies, otra de las obras que me emocionaron siempre. Repito, muchas gracias Mery, Caty, Kilia, Abeja Reina y al anónimo y a los que me leen y no se animan.