jueves, 26 de mayo de 2016

SEMANA 36 DE EMBARAZO

Ya son 12 semanas las que han pasado desde mi última actualización (desde mi crónica de embarazo hasta la semana 24) y no os imagináis todo lo que ha pasado en este tiempo: muchísimas cosas.

Casi todas ellas muy desagradables, por eso no he tenido ni fuerzas ni ganas de recordarlas, así que ese es el motivo de mi ausencia.

Después de varios sustos, un ingreso en el hospital de 8 días por amenaza de parto prematuro en la semana 27  y mucho reposo y control de las infecciones varias que he padecido, es estupendo poder decir que seguimos siendo dos en una: mi niña aún está creciendo en mi vientre.

El embarazo me lo imaginaba con muchas dificultades, pero no esperaba tantas. Mentalmente está siendo agotador por todas las limitaciones físicas y médicas que están surgiendo.

El momento del parto de acerca y tenemos más noticias que nos intranquilizan. Emocionalmente está siendo algo duro afrontar las complicaciones que van surgiendo.

Afortunadamente, a día de hoy, no hay nada tan grave que nos haga pensar que mi salud ni la de mi pequeña corren grave peligro, así que en ese sentido, llegar hasta aquí, ha sido un gran alivio.

La carrera no ha llegado a su fin, y esperemos que lo poco que queda para llegar al final, vaya lo mejor posible, dentro de nuestras circunstancias que no son las óptimas.

Todo valdrá la pena por que nuestra pequeña nazca bien. La chiqui es grandecita, así que estoy en proceso de preparar sus cosas aunque el tema de las tallas y el entretiempo, me confunda mucho a la hora de elegir la ropita adecuada.

Como muchos de vosotros sabréis, todas las complicaciones que han surgido en mi última etapa de embarazo, han sido las causantes de tener que interrumpir nuestra actividad en Con lluvia y con sol shop: el pasado 15 de abril dejamos de coger encargos y si todo va bien, volveremos tras el verano a la normalidad. Podéis informaros de todo AQUÍ.

Por prescripción médica he tenido que hacer muchísimo reposo físico, mental y emocional. Sin duda, todo eso ha ayudado a poder llegar tan lejos en el embarazo, así que aunque nos costó tomar la decisión de parar temporalmente, ha sido lo mejor para mi niña: el estrés me estaba pasando factura.


¡¡Gracias por estar ahí!!

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Rocío

viernes, 18 de marzo de 2016

MI EMBARAZO HASTA LA SEMANA 24

A estas alturas el "reposo absoluto" empieza a hacerse algo pesado, la verdad. Después de los "sustos" que había tenido, por los que tuve que ir a urgencias, se me quitaron las ganas de arriesgarme a hacer algún paseo, así que me mantuve quietecita.

Cada vez que intentaba hacer algún esfuerzo (llámese esfuerzo a ir de un sitio a otro, sin pasarse) se me ponía la tripa muy dura y me entraban unos dolores muy fuertes en el bajo vientre. Cuando reposaba durante bastante rato muy, muy tranquila, se me pasaban. Así que capté el mensaje que me enviaba mi cuerpo.

Por ciertos temas laborales, en este periodo, tuve muchísimo estrés: se agolparon un montón de problemas todos a la vez, y yo soy bastante nerviosa, así que aunque no quería alterarme, resultaba inevitable. No podía ni dormir por las noches dándole vueltas a los asuntos que nos estaban dando problemas. Y al final de una semana terrible, para olvidar, los dolores que me entraron fueron mucho más fuertes. Y no se iban con el reposo habitual.

Así que la prescripción de mi chico fue dejar aparcado el trabajo y me obligó a meterme a la cama con un buen libro. Él quería llevarme a urgencias, pero me pareció excesivo. Pasé mala noche, pero al día siguiente ya estaba bien. Así que me tranquilicé. Como los problemas seguían estando ahi, a los pocos días se repitió el suceso. Menos mal que estábamos muy cerca de mi visita al ginecólogo y preferí esperar y preguntarle.

Cuando fue a mi cita ginecólogica de la semana 24, donde volvían a medirme la longitud del cuello uterino, para controlar que todo estaba en orden, y le conté todo esto de las contracciones y los dolores, a mi gine no le gustó un pelo. Me dijo que fuera estrés, que pensara en mi niña, y que a la próxima no lo pensara y fuera a urgencias.

Tiene toda la razón, así que intentaré hacerle caso. Quiero llegar a todo y soy demasiado exigente conmigo misma, así que ante cualquier contratiempo que surja en el futuro, voy a tomarme todo con calma. El caso es que el cuello había disminuido bastante la longitud desde la semana 20 que me lo midieron y ahora estaba en 3,7cm. De todos modos seguía siendo una buen dato, así que no había que alarmarse. Solo tomar las mismas precauciones que estábamos tomando: relax, reposo y tranquilita por la vida.

Estas semanas lo que más me puede incomodar son los ardores de estómago, aunque ya os conté que las pastillas de ranitidina es mano de santo. Evito los alimentos ácidos, como el tomate, naranja o mandarina, que me sientan fatal. Una pena, porque adoro los macarrarones a la boloñesa y las pizzas ¡¡Ah, y los zumos de naranja recién exprimidos por las mañanas!! Pero de momento, hay que dejar todo eso a un lado.


Sigo con mi medicación de fimibión 2 prenatal (vitaminas) y adiro. La progesterona la fuí dejando de forma paulatina a partir de la semana 12: fui disminuyendo la dosis poco a poco hasta que en la semana 16, en la que ya no me ponía nada, por recomendación de mi ginecóloga.

En esa semana padecí candidiasis y me recetaron gine canestén en ovulos. Me fue muy bien, pero un  mes y medio más tarde, volvieron los picores. Así que volví al médico y volvieron a recetarme lo mismo. Es bastante habitual las recaídas por cándidas. El gine me explicó que no solo hay eliminar los hongos con la medicación, sino que luego hay que "reestablecer" la flora vaginal, y eso lleva su tiempo. Lo mejor para estos casos, es inyectar con una jeringuilla una mezcla de yogur natural (sin sabor y sin azucar) con zumo de limón. Es un remedio casero que según me contó va genial.

Otro de los incordios que sigo teniendo es el exceso de gases. Es algo que no me preocupa, pero es incómodo, la verdad. Lo que he mejorado un poco es del estreñimiento. Había sido horrible las semanas anteriores, y aunque no soy un reloj, como lo era antes del embarazo, parece que el haber eliminado la progesterona y el seguir consumiendo mucha fruta y verdura, hace que ese aspecto no me traiga tan de cabeza.

Lo que sí es propio de este periodo es la sensación de ahogo que tengo a la hora de dormir boca arriba. Si me tumbo de un costado o de otro, ya la tripa me empieza a molestar, y no encuentro una postura cómoda. Pero tumbarme boca arriba es casi imposible, porque me falta el aire. ¡¡Es increíble!! Pensaba que esas cosas pasaban más avanzado el embarazo, y no esperaba que me pasara tan pronto.

También se han acrecentado los sangrados espontáneos en encías y en la nariz. Muchas tardes y noches, me sangra la nariz bastante, y aunque siempre he padecido de encías sensibles, ahora están francamente mal. Antes de quedarme embarazada me sometí a un tratamiento gingival muy exhaustivo. Me dejaron todo perfecto. Sé lo importante que es la salud bucodental en la vida en general, y en el embrazo en particular. Así que tengo pendiente una visita al dentista para que me vuelvan a valorar el estando de todo.

Por lo demás, pocas novedades. Con la habitación de la peque no hemos podido avanzar nada. Tengo muchas ideas, pero ni tiempo, ni fuerzas para materializarlas. En casa el herrero cuchillo de palo, y es que estoy segura que con todas las cosas bonitas que nos encargan para dormitorios infantiles, la de nuestra princesa, va a acabar siendo la más sosa del mundo, ya que no hay manera de sacar tiempo para hacerle nada. Bueno, todo se andará. De momento, no me agobio, tiempo nos queda hasta que nazca.

Esperamos que se quede en el vientre de mami todo el tiempo posible y que llegue hasta la semana 37 al menos, para que no sea prematura. Haremos todo lo que sea necesario para ello. Tenemos ganas que el tiempo pase deprisa para que llegue ya el momento de verle la carita, pero mientras llegue el momento de conocer a nuestra muñeca, iremos disfrutando de esta etapa todo lo que podamos. De momento, de todo el proceso del embarazo, con lo que me quedo es con sus pataditas.

Por las tardes empieza la fiesta. Ya noto sus movimientos muy claramente. Es una sensación maravillosa. Son unas cosquillitas en el vientre y a veces hay hasta algún que otro bote que hace que se note a través de la camiseta. Así que mi chico también puede sentirla ¡¡Es genial!! Y aunque ya note sus movimientos y aunque ya esté de 24 semanas y con una gran tripita, hay días que sigo sin creerme que esto tan fabuloso me esté pasando a mi. En serio cuesta hacerse a la idea de que en unos meses vamos a ser papás ¡¡Por fín!!


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Rocío

viernes, 11 de marzo de 2016

MI EMBARAZO HASTA LA SEMANA 20

Una de las ecografías más importantes del embarazo es la de la semana 20. La llamada "morfológica". En ella verifican que todos los organos se estén formando correctamente y todas las partes del cuerpo se están desarrollando como corresponden: corazón, vejiga, riñones, manitas, piececitos, cráneo, espina dorsal...y nos suelen decir si esperamos una princesita o un principito.

Yo esperaba esa prueba con muchas ganas. Porque la tranquilidad que da saber que todo está en su sitio es muy grande. Cuando una ha pasado por tantas cosas, durante la búsqueda de embarazo, una ya espera siempre que algo salga mal. Necesitaba saber que todo marchaba como correspondía.

Pero reconozco que no tenía la ansiedad de saber el sexo de nuestro bebé: en la ecografía anterior nos había dicho el ginecólogo que parecía niña, así que yo ya le tomé la palabra y se lo dije a todo el mundo. No sé por que, yo intuía que iba a ser una niña. No sé me preguntéis en que me basaba. En nada. Era una simple corazonada. Incluso mis hermanas y mi madre me hicieron una de esas pruebas caseras, más por hacer la coña que por otra cosa, y salió niño. Pero yo sabia que no.

Me hubiera alegrado igual, tanto si el médico me hubiera dicho chico, que si decía chica. ¡¡A estas alturas ya estaba bastante agradecida de poder ser madre!! Me daba igual. Solo deseaba que viniera bien. Pero admito que cuando me dijo que era chica, me hizo mucha ilusión.

Así que mi madre, a la que se le da de maravilla coser y bordar, se puso enseguida a preparar el ajuar de la peque: arrullo, sabanitas de cuna, de carrito, colcha, capita de baño... ¡¡Eso si, todo rosa!! Le dije que sería mejor esperar a que nos lo confirmaran en la semana 20. Pero ella ni caso. Compró las telas y se puso en marcha.

Mi hermana me trajo muchísima ropita de mi sobrinita. La ropa tan pequeñita, se queda nueva porque no da tiempo a que se use demasiado. Así que estaba todo impecable. Tocaba ordenar, lavar y planchar. Eso lo dejaría para más adelante.

También caí en la tentación de comprar alguna cosita para la enana. ¡¡Llevaba años esperando este gran momento!! Fueron salidas muy puntuales y cortitas, porque me agotaba enseguida. Mi matrona me decía que tenía que andar, y lo intentaba, pero si hacía alguna salida, se me ponía la tripa dura y dolores en el bajo vientre. Así que el tema compras lo tuvimos que dejar enseguida y volver al reposo total. No queríamos forzar la maquinaria.

Es una de las cosas que "peor" llevo. No puedo preparar las cositas de la peque como me gustaría. Una parte que hace mucha ilusión es ir a buscar todos los cachivaches que podría necesitar la nena. Pero está siendo imposible ir a mirar nada. Así que ya veremos como lo hago.


Otra de las cosas que hace mucha ilusión es notar los primeros movimientos del bebé en la tripita. Yo estuve alerta y creía notar algo en la semana 17 y 18, pero sinceramente, no sé si eran verdaderamente movimientos o mi imaginación. Lo que puedo afirmar sin ninguna duda es que en la semana 19 sí que la noté claramente. Sin dudas, allí estaba esa sensación de cosquilleo. Algunas lo describen como pececitos nadando. Otras como maripositas. Yo sólo puedo decir que es la sensación más maravillosa que he experimentado nunca. Precioso.

Las clásica nauseas y vómitos que había estado padeciendo, fueron a menos y fueron sustituidas por una acidez brutal. La matrona me dijo que tomara Almax, pero cuando tuve la cita con la ginecóloga para la ecografía morfológica, me recetó Ranitidina que me dijo que me iría mejor. ¡¡Y sin duda así es!! También me funciona muy bien masticar chicle de menta. He probado con caramelos, pero nada, han de ser chicles ¡¡Y eso que a mi nunca a me  han gustado demasiado!! Pero mira por donde, ahora me alivia bastante.

Otra cosa ya estoy llevando mejor son esos ataques de hambre que tenía en el primer trimestre. Recuerdo que cada 2 o 3 horas, me entraba un hambre voraz que no admitía esperas. Me ponía fatal, si no la saciaba de forma inmediata. También me daban unos "ataques" de sueño increibles. Jamás he sido de dormir siestas y en esa época me quedaba dormida con una facilidad pasmosa.

Sin embargo, ahora hemos pasado al extremo opuesto y sufro insomnio por las noches. No soy capaz de dormir una noche entera de un tirón. Creo que el cuerpo ya se está entrenando para cuando vengan las noches en vela cuidando de la pequeña.

En mi semana 20, me hicieron la ecografía morfológica, la misma ginecóloga que me había atendido en la de la semana 12 (la que me había dicho "No te privas de nada", con mucha guasa, después de saber todos los problemas que había tenido). En el hospital de la seguridad social, que es donde me están haciendo el seguimiento del embrazo, no suele atenderte el mismo gine. Cada vez que vas hay uno diferente. Por eso me gustó ver una cara conocida, al menos de una vez anterior.

Me confirmaron que era una nena. Y lo más importante, que todo iba genial, se veían todos los órganos bien y todos los huesecitos estaba desarrollándose como correspondían. Estábamos como locos de contentos. Llegar al ecuador del embarazo con ese resultado era genial.

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Rocío

viernes, 4 de marzo de 2016

MI EMBARAZO HASTA LA SEMANA 16

Cada vez que nos toca ecografía nos ponemos como locos de contentos. Siempre es un alivio ver que todo va bien, que el bebé se mueve, que el corazón late... Cuando no tienes otro referente, es una sensación estupenda que transmite mucha tranquilidad a las mamis.

El motivo de esta cita era que se midiera el cuello del útero. Hasta el final del embarazo, la medida del cuello uterino ha de ser mayor de 3cm. Hay peligro de parto prematuro si baja de los 3cm. Por debajo de los 2,5cm, ya hay que alarmarse. Esa disminución de medida del cuello del útero se llama "borrado" del cuello.

Pregunté a mi médico la posibilidad de hacer un cerclaje para evitar un aborto tardío (los que se producen después del primer trimestre). Él me explicó que no se recomendaban los cerclajes profilácticos si no había antecedentes. Ya que podría dar más problemas que beneficios. A grandes rasgos, un cerclaje consiste en coser el cuello del útero. En ocasiones hay incompetencia cervical, que puede provocar un aborto tardío. Es una intervención que se recomienda hacer no más allá de la semana 14-15, a no ser que sea de urgencia y siempre bajo la valoración de un ginecólogo.

En mi caso, mi problema no consistía en una incompetencia cervical (al menos,  no había constancia probada de ello), sino que el útero al ser muy pequeño (más de lo normal) a causa de mi malformación (útero unicorne o hemi-útero), al ir creciendo el bebé, iba a ir teniendo menos sitio y empujando hacia abajo. El problema de espacio, y por tanto el empuje, era lo que podría provocar el borrado del cuello del útero y eso a su vez, un aborto tardío o parto prematuro (parto antes de cumplir las 37 semanas de gestación).

Así que el consejo era controlar la medida de mi cuello uterino cada 4 semanas, y que guardara mucho reposo. En caso de que se viera, en alguno de esos controles, algún signo de alarma, ya se tomarían las medidas necesarias, pero de momento, no hacía falta hacer nada más.

Así que volvimos a la ecografía vaginal, el mejor método para tomar la medida del cuello uterino, y se comprobó que todo andaba estupendamente. Luego me hicieron ecografía de la tripita, y vimos que todo estaba en orden: liquido amniotico suficiente, placenta bien, latido bien, movimiento fetal estupendo... ¡¡Como una rosa!!



Aún así, por mis antecedentes, el ginecólogo me recomendó hacerme la prueba de la glucosa ya. Esta prueba no se suele hacer hasta más adelante (semana 24 o 25) así que quedé en comentárselo a mi matrona para que se pudiera gestionar en mi centro de salud.

Salimos felices y contentos de la cita. Pero lo bueno duró poco. Esa misma noche tuve un sustillo, y preferí ir a urgencias al día siguiente. Me levanté empapada de líquido transparente y la verdad es que esa cantidad de flujo no me pareció normal. Fue una exageración. Además empecé a sangrar espontáneamente por las encías y la nariz. Así que llamé a mi matrona y le conté el caso: "¿Que hago? ¿Es grave?".

¡¡Esto de ser primeriza es lo que tiene!! Una no sabe si alguno de sus síntomas son "normales" o son para alarmarse. Ella me dijo que fuera a urgencias. Más vale prevenir. Así que eso hice.

En esta ocasión sólo tuve que esperar una hora. ¡¡Me pareció poco después de las 2 horas que esperé la vez anterior!! La ginecóloga me hizo una ecografía y vió que estaba todo bien. Creo que con eso iba a dar por zanjado el tema, pero cuando leyó mi historial, empezó a hacerme preguntas y a hacerme más pruebas. Comprobó que yo era un caso complicado, y no quiso dejarse nada en el tintero. Descartamos que hubiera habido rotura de bolsa y por tanto que el líquido que había perdido fuera líquido amniótico.

La conclusión final fue un diagnóstico de candidiasis a lo bestia. Por lo que me explicó la ginecóloga es algo bastante frecuente en embarazadas. El Ph vaginal cambia en el embarazo y lo provoca. Así que me tocó también esto. ¡¡Que suerte la mia!! En fin, nada que no pudiera resolverse con unos óvulos y una crema. Afortunadamente no fue nada más grave ¡¡Menos mal!!

Por otro lado, la prueba de la glucosa salió de cine. El liquido con sabor a naranja que hay que tomarse está buenísimo. Me recordaba a esos polos flash de hielo que nos comíamos de pequeñas. El proceso es muy simple: te toman una muestra de sangre en ayunas. Luego te dan el zumito de naranja azucarado y te lo bebés poquito a poco, en 5 minutos. Está fresquito y entra muy bien. Luego hay que estar una hora sentada sin hacer nada: ni caminar ni esfuerzos. Eso fue lo más aburrido. Cuando pasa la hora, te vuelven a sacar una muestra de sangre.

Lo peor fue volver a casa. No tuve la precaución de llevar nada para comer tras la prueba. Y me mareé bastante. Una embarazada en ayunas y con nauseas continuas es una malísima combinación. Así que aviso a navegantes: llevad unas rosquilletas o galletas o algún tentempié que os permita llegar a casa o a la cafetería de la esquina sin caer redondas.

Como los resultados fueron buenos, no tuvieron que hacerme otra prueba más completa en la que sacan sangre durante 4 horas en intervalos de una hora. ¡¡Y por supuesto no tuve que llevar ninguna dieta especial!! ¡¡Bien!!

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Rocío


viernes, 26 de febrero de 2016

MI EMBARAZO HASTA LA SEMANA 12

Vuelvo con la crónica de mi embarazo. Ya os conté en entradas anteriores como habíamos llegado a la semana 10 y porque estoy llevando un embarazo de alto riesgo.

Lo que vino después fue tremendo, los síntomas propios del primer trimestre los tuve por triplicado. En cuanto me ponía de pie me mareaba. Sentía nauseas casi constantemente y vomitaba a razón de entre 3 y 6 veces diariamente. Suena fatal, pero fue así de exagerado. 

Era un drama hasta ducharme, y tuve que comprar un taburete de plástico que metí en la bañera, para poder asearme sentada. Me recetaron las famosas pastillas Cariban, y gracias a ellas se mitigaron un poco las nauseas y vómitos. No quiere decir que se fueran del todo, pero noté algo de mejoría, y eso ya fue todo un mundo para mi.

En ese intervalo, hasta que llegó la ecografía de la semana 12, fui a la matrona de nuevo. Me iría citando una vez al mes, para pesarme, medirme y en esta ocasión, también  para darme los resultados de las analíticas. Todo estaba ok. Aprovechó para ponerme la vacuna anti gripal. 

Dicen que las vacunas de la gripe es mejor ponerlas una vez pasado el primer trimestre, pero mi matrona me dijo que se inyectaba el virus inactivo (o algo así) y que no había ningún peligro. me preguntó si tomaba algunas vitaminas, y yo le dije que sí, que me estaba tomando Gestagyn, pero que tenía un tremendo estreñimiento y que si me las podía cambiar. Me dió una muestra de Seidibion. Antes también había probado con Femasvit y no me había ido nada bien. Las que ella me dió tampoco me fueron bien. 

Las que al final me han ido estupendamente han sido las Femibión. Me las aconsejó la Dra. Pau, la médico que llevó mi tratamiento de fertilidad. Me dió una muestra, pero ponía que se aconsejaba para el segundo trimestre, y la estuve guardando. Cuando probé con todas las anteriores, ya había llegado al segundo trimestre, y fue mano de santo. Las sigo tomando hoy por hoy, y me van muy bien.

Recordad que todas las embarazadas debemos tomar al menos suplemento de ácido fólico y yodo, y si se puede tomar un complemento más completo, con minerales, vitaminas, cálcio, etc. mucho mejor.

Eso no quita que debamos llevar una dieta equilibrada. Hay que variar la ingesta de alimentos e intentar comer semanalmente de todo: carne, pescado, huevos, pasta, frutas, verduras, legumbres y sobretodo lácteos.

Yo con los lácteos tuve serios problemas durante el primer trimestre, ya que mi estómago no los toleraba. Pasé de desayunar un vaso de leche a un vaso de horchata. Ya se que no es lo conveniente, pero era eso o nada, y después de todo, al cabo de unas semanas acaban desapareciendo las nauseas.

La ropa empezó enseguida a no venirme. Había ensanchado y ya no me podía abrochar los pantalones. Iba más cómoda con vestidos sueltos. Mis hermanas me dieron bastante ropa de embarazada, y la empecé a usar enseguida.


Llegar a la semana 12 fue muy emocionante. ¡¡Me hicieron la primera ecografía en la tripita!! Hasta entonces siempre habían sido ecografías vaginales. Fue una ecografía muy completa, donde midieron el pliegue nucal y otras variables del feto que junto a los resultados de un análisis de sangre (el famoso cribado) nos indica las posibilidades altas o bajas de que el bebé nazca con alguna enfermedad congénita.

En nuestro caso, todo parecía indicar que la gestación y el desarrollo de nuestro bebé iba sobre ruedas. Así que no fue necesario plantearse alguna prueba más invasiva como  por ejemplo la amniocentesis. ¡¡Estábamos muy contentos!!

Recuerdo perfectamente la cita que tuvimos con la ginecóloga que nos iba a hacer la ecografía. Me empezó a preguntar sobre mi historia clínica. Empecé a contarle, y a contarle, y a contarle... todas las cosas que me habían pasado en todos estos años de búsqueda, operaciones, pruebas, tratamientos, resultados, etc. Cuando acabé, la pobre me miró y sólo pudo de decirme en plan de broma: "Jolines, no te privas de nada". ¡¡Más vale tomárselo con humor!!

Y tiene toda la razón, parece mentira que a mi me haya pasado casi de todo... de hecho es un milagro que esté embarazada. Pero bueno, lo importante es que hemos llegado hasta aquí, y eso es lo que cuenta.

Dados las complicaciones que mi embarazo podría acarrear, me citaron para la semana 16. Irían controlándome mediante ecografía la evolución del cuello del útero. Es un indicador de parto prematuro. Así que era conveniente que se mantuviera por encima de los 3cm.  La semana que viene os sigo contando que tal fue esa cita.

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Rocío

miércoles, 17 de febrero de 2016

EMBARAZO DE ALTO RIESGO

Muchas parejas que pasan por el duro trance de la infertilidad y de los duros tratamientos médicos para lograr ser mamás, consideran que por fin ha acabado su calvario cuando logran el embarazo. Todos los embarazos acarrean ciertas molestias y miedos, pero éstos son considerados "normales", es decir, que acompañan a todas las embarazadas por igual: les haya costa mucho o poco conseguir el positivo. No es algo exclusivo de las que han pasado por tratamientos de fertilidad.

Pero nosotros ya sabíamos, incluso antes de lograr el embarazo, que si lo conseguíamos, sería muy difícil llevar el embarazo a término. La causa, son varios factores que confluyen y que hacen que el embarazo esté siendo muy complicado. Voy a enumerarlos de menor a mayor gravedad. Aunque lo malo, es que se den todos a la vez.

1.- Edad: Las mujeres de cierta edad son más proclives a sufrir complicaciones.
2.- Osteopenia: Es una enfermedad hereditaria. Tengo la calcificación de los huesos al borde de la osteoporosis, aunque afortunadamente aún no la he alcanzado.
3.- Soplo cardíaco: Nunca me ha dado problemas, pero he de hacerme electrocardigramas de control cada año.
4.- Antecedentes de diabetes: Mi padre la padece y mis abuelos (materno y paterno) la padecieron.
5.- Miomas uterinos: Varios y grandes situados en la pared uterina, que hay que controlar en cada ecografía.
6.- Amenaza de aborto en el primer trimestre: Hematoma acompañado de sangrados.
7.- Antecedentes de preeclampsia: mi sobrina nació prematura porque mi hermana sufrió esta alteración. Estuvo muy malita.
8.- Malformación uterina: Este es el factor principal y el motivo más grave de que mi embarazo sea de alto riesgo. Tengo diagnosticado útero unicorne. Esto significa que nací solo como medio útero (también llamado hemiútero). Al parecer cuando aún estás en el vientre materno y se están formando tus órganos, el útero no llega a formarse bien. Sólo se forma una parte. La otra no. Por eso sólo tienes la mitad.


¿Que repercusión tiene esta malformación uterina en el desarrollo del embarazo? Pues que tienes un primer trimestre con riesgo de aborto, como el resto de embarazadas, ya que es el periodo donde más abortos se producen (por eso muchas chicas, esperan a pasar las 12 semanas para dar la noticia de su estado de buena esperanza).

Pero al contrario que las demás, que una vez pasados esos 3 meses, en general, respiran aliviadas sabiendo que lo peor ha pasado, para mi empieza el verdadero peligro: El feto va creciendo, y va encontrando verdaderos problemas espacio. En el segundo trimestre existe un riesgo alto de aborto y en el tercer trimestre hay un altísimo riesgo de parto prematuro.

Los médicos me han dicho que me vaya haciendo a la idea de que será casi imposible que pueda llevar mi embarazo a término y que me vaya mentalizando que el alumbramiento será por cesárea con casi toda probabilidad por la imposibilidad que tendrá el bebé de adoptar la postura correcta para un parto vaginal. La esperanza, es conseguir llegar al menos hasta la semana 32. Si el bebé nace antes tendría muchas dificultades para sobrevivir y posiblemente muchas secuelas.

Aún así, con 32 semanas de gestación, el bebé tendría que estar hospitalizado en una unidad neonatal especifica durante varias semanas y la recuperación sería larga y costosa. Ojalá lleguemos lo más lejos posible. Cuanto más se quede mi chiquitín en mi vientre mejor, y cada semana que pasa es un triunfo. Ojalá pudiéramos conseguir llegar a la semana 37, considerado ya un embarazo a término. Sería maravilloso.

Así que ya veis, aunque parece todo muy alarmante, las indicaciones tanto de mis médicos como de mi matrona es que no me agobie y que disfrute del embarazo todo lo que pueda en la medida de lo posible. Además hay que distinguir entre lo que "podría pasar", y otra cosa es "lo que va a pasar". Nadie puede adivinar el futuro. Me han preparado para "lo peor", pero insisten en que no vale la pena que me angustie por adelantado, ya que cada persona es un mundo, y quizás no tenga ninguna complicación y que acabe pariendo en mi fecha prevista de parto.

No obstante, me están haciendo un seguimiento más exhaustivo, para intentar captar cualquier complicación a tiempo. Yo intento no agobiarme y seguir sus instrucciones: no pensar demasiado en eso, evitar angustiarme imaginando lo peor, y cuidarme mucho.

Lo de cuidarme mucho, consiste principalmente en reposar y no hacer ningún esfuerzo. También intento controlar mi temperamento. Soy una persona muy nerviosa, pero estoy intentando tomarme todo con calma y tranquilidad.

 Eso sí, me han dicho que en cuanto tenga alguno de estos síntomas acuda a urgencias:
1.- Sangrados o hemorragias vaginales.
2.- Contracciones con o sin dolor (que la barriga se ponga dura).

De momento de los primeros, no he tenido. Y de los segundos, sí. Afortunadamente han sido falsas alarmas, y con reposo se ha pasado. Una buena señal. Eso me hace pensar que mi cuerpo es "muy sabio" y que cada vez que me excedo un poco en mis actividades, emite señales que hacen que vuelva a la tranquilidad, que en estos momentos, es lo que más me beneficia.

Mentalmente estoy muy animada y positiva y eso es muy importante. Es cierto que sería fantástico poder salir  y hacer más cosas. Pero si no puede ser, pues nada, a quedarse en casita tranquila en el sofá. A veces se hace un poco pesado, es cierto, pero todo vale por estar viviendo por fin mi sueño.

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Rocío

martes, 9 de febrero de 2016

MI EMBARAZO HASTA LA SEMANA 10

Cuando conseguí quedarme embarazada, por supuesto me dieron de alta en la clínica de infertilidad. Acabábamos una etapa y comenzábamos una nueva. Ese nuevo camino era totalmente desconocido para mi y no sabía que podía esperar. Aunque había muchas cosas que me sonaban, es cierto. Tengo dos hermanas que han estado embarazadas y 3 sobrinos, así que no todo era extraño para mi. Pero es cierto que durante mucho tiempo había querido estar ajena a todo lo relacionado con embarazos, ya que era un tema que me producía demasiado dolor.

Así que era hora de ponerme las pilas y tomar contacto con todo este amplio mundo del embarazo. ¡¡Ya formaba parte del club!! Ese del que siempre me había sentido excluida. Lo primero fue comprarme una agenda, para ir anotando la cantidad de citas médicas que fueron llegando. El primer paso fue acudir a mi médico de cabecera, él debía recetarme el tratamiento de progesterona y ácido acetilsalicilico a partir de entonces. Él me concertó cita con la matrona de mi centro de salud. La matrona me pesó, me tomó la tensión y me mandó unos análisis de sangre y orina, para verificar mi estado general de salud. Todo salió muy bien. También me explicó los hábitos saludables que debería seguir a partir de entonces: lavar muy bien la fruta y verdura, evitar comer carnes, pescados o huevos poco hechos o sin cocinar. Salir a la calle siempre con protección solar para evitar las manchas en la piel. Cuidar mi hidratación tanto interna (tomando suficiente agua) como externa (aplicar cremas para evitar estrias). Además, rellenó mi cartilla del embarazo con mis datos personales y antecedentes médicos. Por último me concertó las citas para las primeras ecografías, en las que se verifica que efectivamente hay embarazo y que el embrión tiene latido, una a las 8  y otra a las 10 semanas. Fueron muy emocionantes. Comprobar que nuestro bollito estaba creciendo bien, nos hacía inmensamente felices y hacía que consiguiéramos poco a poco ir creyendo que este sueño, por fin, se había hecho realidad.

Aunque la "dura" realidad del embarazo cobró forma de manera incontestable con la aparición de los famosos "síntomas". Que aunque tardaron en llegar, aparecieron finalmente haciéndose notar a base de bien: mareos, nauseas, vómitos, gases, estreñimiento, acidez... el clásico repertorio. Fue molesto, sí. Y aún lo está siendo. Pero no hay nada que empañe mi alegría y mi ilusión, así que me lo he tomado todo con mucho humor. Cada síntoma me lo tomo como signo de que efectivamente estoy embarazada. De que todo va como ha de ir. De que es real. Que todo esto es normal, y significa que pronto tendré a mi deseado bebé en mis brazos. Hubiera sido fantástico vivir uno de esos embarazos sin síntomas molestos, pero bueno, no estoy acostumbrada a los atajos, y tampoco me esperaba vivir un embrazo de libro.


En este periodo tuve un sobresalto importante, y tuve que acudir a urgencias en la semana 7. Fui al baño y ví sangre. El susto fue monumental. Era poquito, pero me quedé blanca. Sólo imaginar que ese sueño podría acabar en pesadilla, hacía que sintiera auténtico terror. Fuimos al hospital. Contamos nuestro caso, y me dijeron que esperara un poco. Pasó media hora. Estaba muy nerviosa. Intentaba no demostrarlo para que mi chico no se alterara. Lo veía aterrado. Pasó una hora. Estaba atacada. Pero seguía intentando disimularlo para que la angustia de mi chico no siguiera aumentando. Sabía que ese estado de ansiedad no me hacía ningún bien. Ni a mi ni a mi peque. Así que llamé a la enfermera y con mucha calma, expliqué que estaba empezando a ponerme nerviosa por tanta espera ¿quedaba mucho para que me atendieran? Me dijo que esperara. Así sin especificar. Pasaron 45 minutos más. Y yo ya exploté. Entré y muy enfadada pregunté si allí no atendían. Estaba fuera de mi. Sólo quería saber si mi embrioncito estaba bien. Sólo quería que me tranquilizaran. Me había costado años de sufrimiento llegar hasta ahi, y necesitaba saber que todo iba bien.

Salió una enfermera y cuando le dije que llevaba esperando casi 2 horas entendió perfectamente la situación y se hizo cargo de mi miedo, sin reprocharme nada. Estuvo muy cariñosa. Me abrazó y me dedicó palabras de ánimo. Pedí disculpas por mi salida de tono. Pero a esas alturas lloraba como una magdalena, imaginándome lo peor. Llamó a la ginecóloga y vino un sequito de 3 o 4 personas (supongo que algunos internos) para explorar y valorar mi caso. Vi el latido de mi peque. Y en ese momento sentí un alivio absoluto.  Repasaron mis antecedentes y fliparon cuando vieron el mamotreto de historia que me acompañaba. Entendieron entonces que estuviera tan sensible.

El diagnóstico fue amenaza de aborto. Me dijeron que tenía un hematoma y eso es lo que había sangrado. La formación de hematomas, según me contaron, es bastante frecuente. Tendríamos que ver como evolucionaba la cosa. Si el hematoma se hacía más grande, podría ser peligroso. Si se iba reabsorbiendo, todo iría bien. La pauta a seguir era permanecer en reposo absoluto. Cuando me dieron de alta en infertilidad, me dijeron que debía hacer reposo relativo y evitar esfuerzos. Pero en ese momento tuve que pasar a no hacer absolutamente nada. Ni siquiera las tareas de la casa. Nada de nada. Mi chico ha estado todo el tiempo a la altura de la situación. Ha sido un apoyo increíble y me ha cuidado al 100% estando pendiente de todo.

Así que mi misión a partir de entonces fue mantener la calma y dejarme mimar. Estaba dispuesta a hacer todo lo que fuera necesario por nuestro pequeño milagro.

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Rocío


miércoles, 3 de febrero de 2016

COMO SUPE QUE ESTABA EMBARAZADA Y COMO DÍ LA NOTICIA

Desde que os anuncié que por fin estábamos embarazados (lo digo en plural porque mi chico está viviendo esta etapa con tanta emoción e intensidad como yo), no había tenido tiempo de contar más detalles.

Pero creo que puede ser muy bonito compartir algunas experiencias, por si pueden ayudar a alguien, y también algunas anécdotas.

No sabéis la cantidad de test de embarazo que me he hecho a lo largo de todos estos años de búsqueda. ¡¡Un montón!! Y sin embargo cuando me dijeron que en el análisis de sangre la beta había salido positivo, no me hice ninguno. Fue curioso. En ese momento, no sentí que el pipi-test fuera una prueba definitiva y concluyente. Ni siquiera me planeteé hacerme uno para sacarle una foto de recuerdo. Ya había tenido anteriormente en una ocasión una beta positiva y al final, acabó en nada... así que ahora la única prueba irrefutable para mi, sería ver en la ecografía el embrioncito bien agarrado, y el corazón latiendo.

Hasta que no llegó ese día, yo no me lo acabaría de creer... había tantos casos que habían llegado hasta ahí, pero no más allá... que no quería hacerme ilusiones.

Por otro lado yo no sentía nada. ¡¡Absolutamente nada!! Durante años, me había metido casi constantemente en foros y blogs de embarazo, para leer acerca de los síntomas de embarazada, que ya me los sabía de memoria. Sin embargo, yo no sentía ninguno de ellos. O si sentía algo, era lo mismo que había sentido durante años, justo antes de que me bajara la regla. Así que ¿como iba a distinguir una cosa de la otra?

Tuve que esperar 2 semanas para la ecografía. Si la espera del análisis de la beta fue larga, esas dos semanas se hicieron interminables. Incluso llamé a la clínica, durante ese periodo, para preguntar si estaban seguros del resultado... y si no se habían equivocado. Me tranquilizaron diciendome que era demasiado pronto para sentir nada, y que como mucho sentiría una leve molestia en el bajo vientre, como cuando va a venir la regla. ¡¡Efectivamente!! ¡¡Eso sí lo sentia!! Pero vamos... que como todos los meses. Pero ese mes, fue distinto: la regla no apareció.

Lo que apareció, cuando llegó el ansiado día de la ecografía, fue un saquito pequeñito agarradito y un corazoncito latiendo. La alegría fue inmensa. La sensación de felicidad fue indescriptible. Lloraba de alegría. No me lo podía creer. Lo que habíamos estado buscando durante tantos años, por fin estaba ahi. Lo que pensaba que no iba a llegar nunca, por fin había llegado. Lo habíamos conseguido. ¡¡Jamás habíamos llegado tan lejos!! Y no podía borrar la sonrisa de mi cara.

No tengo suficientes palabras de agradecimiento para mis hadas madrinas. Las causante de que este milagro se hiciera realidad: la doctora Elena Pau, y la enfermera Pilar Ortiz, de Ginemed. Dos profesionales como la copa de un pino. Dos increíbles personas, cariñosas y atentas que han estado siempre a nuestro lado, aconsejándonos lo mejor, aclarándonos las dudas y logrando lo que otros muchos no han conseguido. Nos hemos sentidos escuchados y comprendidos. ¡¡Y sobretodo respetados!! Y eso es algo que no habíamos experimentado con nadie anteriormente. Llegué a ellas tras pasar por muchos médicos antes. Había ido de desastre en desastre, con diagnósticos erróneos, con técnicas equivocadas, con la paciencia agotada y el ánimo por los suelos. Y ellas lo consiguieron. Ellas nos han dado la mayor felicidad del mundo.

Así que si alguien está en la dura etapa de tratar la infertilidad, mi consejo, por si a alguien le puede servir de ayuda, es que consiga dar con un equipo que le transmita confianza. Os aseguro que no es fácil. Yo he pasado por varios equipos médicos y clínicas, hasta dar con ellas. Al principio pensé que todos eran iguales, pero no, no lo son. Y por desgracia, quedarte con un equipo médico inadecuado, te hace malgastar tiempo y dinero. Si no estás a gusto, cambia, no lo dudes.

Podría relatar los desastres que he padecido en manos de otros, pero todo eso ya pasó, y no quiero recordarlo. Me pongo triste. Quiero que este sea un post bonito y optimista. Y que dé esperanzas a quien está aún intentándolo. Se puede lograr, aunque el camino sea largo y duro.

El día que me llamaron por teléfono para darme los resultados de los ánalisis, la famosa beta, estaba sola en casa. Llovía. Era martes y 13. Siempre intentas mentalizarte para no venirte abajo, si te dicen que ha salido negativa. Pero en el fondo de tu corazón siempre esperas que digan que es positiva. Sonó el móvil. Me temblaban las manos. Descolgué casi de milagro. La enfermera al otro lado de la linea me preguntó si era supersticiosa. Le dije que por favor me lo dijera ya, que me iba a dar algo. Intentaba adivinar por el tono de su voz cual podría ser el resultado. Pero era neutro. No intuí nada. Y no estaba para bromas ni acertijos. Mi nivel de ansiedad era de 200%. Me dijo que era positivo. Hubo una explosión dentro de mi. ¿De verdad? le pregunté ¿estás segura? le volví a preguntar ¿cuanto ha dado? quería datos fiables. No me lo creía. Reí. Lloré. Grité. Todos los musculos en tensión hasta entonces, parecían ahora gelatina. Me temblaba todo el cuerpo. Me dió la enhorabuena y me dijo que empezara a tomar vitaminas prenatales además del ácido fólico. Me dió cita para dos semanas después y que confirmáramos el embarazo con la ecografía.  Y ya está, colgué.

Una simple llamada, había cambiado mi vida. Todo mi universo había dado un giro de 180 grados. Hice un cartel: "¡¡Enhorabuena papá!!" Me seguían temblando las manos. Seguía lloviendo. A pesar de lo gris que estaba fuera, para mi no podía ser un día más luminoso. Cogí un paraguas y fui a buscar a mi chico. Sabía que también debía estar en ascuas. Pero no podía esperar a que viniera a casa para contarle la noticia. Le mostré el cartel, y nos abrazamos. La emoción le embargó.Tampoco se lo podía creer. Yo recuperé un poco de serenidad. Él estaba atacado. Se lo conté todo, con todos los detalles. Estábamos en una nube.

A continuación vinieron las llamadas telefónicas a mis hermanas y a mis padres. Para lo bueno y para lo malo ellos habían estado ahi. Sabían que tenía ese día esa prueba y yo sabía que estarían esperando alguna noticia. Disfruté contando la historia. Aunque seguía sin creermelo. Mis pies no tocaban el suelo. Seguía en una nube. Sentía que estaba contando la historia de otra persona. Que eso tan maravilloso, no me estaba pasando a mi. Pero sí, por fin había llegado mi momento. Ahí empezó un bonito viaje: mi viaje del embarazo.

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Rocío


jueves, 7 de enero de 2016

¡¡LOS MEJORES REYES MAGOS DE MI VIDA!!

Ayer pasaron Melchor, Gaspar y Baltasar por todas las casas dejando regalitos para peques y mayores. Con nosotros, los Reyes Magos se han portado fenomenal: nos han traído el mejor de los regalos que podríamos soñar.

Hace mucho que las Navidades no podíamos celebrarlas como hubiésemos querido por todo lo que os ido contando AQUÍ.

Han sido años muy duros, y 2015 en especial, ha sido agotador. Pero finalizarlo con una sonrisa ha sido perfecto. No nos olvidamos de todo lo que hemos pasado para conseguir llegar hasta aquí, llevábamos tanto tiempo deseando dar esta noticia, que en más de una ocasión he pensado en que jamás lo lograríamos.

¡¡Pero lo hemos conseguido!! ¡¡Si!! Después del enésimo tratamiento por fin hemos conseguido un positivo. ¡¡Estoy embarazada!!

Aún no me lo puedo creer. Estoy en una nube y a veces cierro los ojos y pienso que esto tan maravilloso no me puede estar pasando a mi. ¡¡Es un sueño hecho realidad!!

Cuando conseguí reunir fuerzas (y recursos) para realizar un nuevo tratamiento, decidí no decirselo a nadie salvo a los más allegados. Era una tortura anunciar un nuevo negativo tras otro intento fallido... y ya había perdido la esperanza de conseguir un resultado distinto al que había tenido todas las veces anteriores.

¡¡Y casualidades de la vida, en esta ocasión hubo suerte!! ¡¡Positivo!!

Así que imaginad, decir que estamos felices se queda muy corto para describir nuestro estado de animo. He llorado de alegría y es una sensación maravillosa.

Después de tantos sinsabores y de tanto dolor... por fin lo hemos dejado atrás y hemos cambiado de etapa. Me resulta increíble estar contandoos esto. Pensé que jamás llegaría el día.

Ahora, obviamente,llegan otras preocupaciones... que todo se desarrolle bien, que el bebé nazca sano... en fin, las preocupaciones que tienen todas las embarazadas, sumándoles las que como yo, viven un embarazo de alto riesgo.

Pero intento no pensar en ello y disfrutar de este momento al máximo.

Así que este es el gran regalo que nos ha hecho la vida, y aunque se ha hecho mucho de rogar, sé que 2016, es el mejor año del mundo para que nuestro bebé venga al mundo.

Gracias a todos los que habéis contribuido a hacer este milagro realidad: a todos los que nos habéis apoyado, mandado mensajes de ánimo, y confiado en nosotros encargándonos las piezas personalizadas de madera para vuestras bodas y habitaciones infantiles que hacemos con todo el cariño del mundo.

Estamos muy contentos de poder compartir esta buenísima noticia con todos vosotros.

¡Este año he tenido los mejores Reyes Magos de mi vida!


Como os contamos AQUÍ, interrumpimos nuestra actividad en Con lluvia y con sol shop durante todo el mes de Diciembre, pero no, no han sido vacaciones. Ha sido reposo por prescripción médica. No ha sido fácil y no será fácil llevar el embarazo por todas las complicaciones que están surgiendo y que pueden surgir, pero aún así no hay nada que empañe nuestra felicidad y queremos disfrutar de este dulce momento a tope.

Eso sí, debo tomarme las cosas con mucha calma, y cero estrés, así que iremos poco a poco porque ahora la prioridad es el bebé. Esto ahora es muy importante y todo lo demás, es secundario. Sé que hay un montón de personas fabulosas que seguirán apoyándonos en esta bonita andadura del embarazo y nos acompañarán es esta preciosa espera. Así que seguiremos informandoos de todas las novedades y progresos. Gracias por estar ahí.

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Rocío

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